¿VACUNAS? SÍ, POR FAVOR
¿Cuántos en el mundo estaremos ahora deseando que encuentren una vacuna
contra el Covid-19? ¿Cuántos iríamos corriendo a ponérnosla en cuanto fuera posible? ¿Cuántos estaríamos de acuerdo en que
se invierta el dinero público necesario para conseguir una vacuna?
¿Y qué opinan ahora los antivacunas? ¿Habrán aprendido algo? Espero que ese porcentaje
que no vacuna a sus hijos e hijas por miedo o desconocimiento lo haya aprendido
a golpe de realidad. Pero, ¿y los que son antivacunas “convencidos”? ¿Irán a vacunarse si tenemos la suerte de contar algún día con una vacuna contra
este coronavirus? El tiempo lo dirá.
La educación y la información son esenciales también en el caso de las
vacunas. Porque se nos pide medicarnos o medicar a nuestros hijos cuando
estamos sanos y cuando esas enfermedades frente a las cuales nos estamos
protegiendo nos suenan enormemente lejanas y ajenas.
Pero no solo tenemos que mirar a nuestro
ombligo. Las vacunas han salvado millones de vidas desde que se comenzaron a
suministrar. El número de personas que a día de hoy se salva gracias a las vacunas es impresionante: entre dos y
tres millones al año. Y se salvarían aún más, entre ellos miles de niños, si las vacunas llegasen a todos los rincones del planeta.
Al vacunarnos, nos estamos inyectando el patógeno que causa la
enfermedad frente a la cual nos queremos proteger. Pero ese patógeno ha sido previamente
debilitado o inactivado. De esta manera, nuestro sistema inmune se entrena y si
algún día llega a estar en
contacto con el virus o bacteria que produce la enfermedad, ya será capaz de hacerle
frente. Lo que se consigue con las vacunas es cortar la cadena de transmisión del virus, por lo que
es esencial que el porcentaje de vacunados sea realmente alto.
Los beneficios de las vacunas son tan
evidentes y de tal magnitud e importancia vital, recordemos que la viruela fue
erradicada en 1980 gracias a una de ellas, que los efectos secundarios apenas
desequilibran la balanza. Aún así, existen.
Pueden causar una infección leve que nos lleve a
pasar un par de días con algo de fiebre, malestar general, reacciones cutáneas, pero poco más en la mayoría de los casos. Esos síntomas, además, nos están diciendo que la
vacuna está funcionando. Es cierto que también se producen casos graves y pueden llegar a
causar la muerte, pero la probabilidad es de 1 caso por millón de vacunados.
Vacunarse es también un acto social. Debemos
vacunarnos para protegernos a nosotros y para proteger a los demás, especialmente a
aquellos que por diferentes motivos no pueden vacunarse. Quizás esta pandemia aleje algunos
fantasmas y nos encontremos pronto con una sociedad más sensibilizada y más vacunada y con mayores
recursos para que la investigación en nuevas vacunas continúe.
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