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Mostrando entradas de junio, 2020

¿QUIÉN SERÁ EL ÚLTIMO EN REÍR?

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Quino No es que las leyes de la f í sica persigan acabar con Dios. A lo largo de la historia, y seguramente hoy en d í a tambi é n, muchos cient í ficos y cient í ficas que dedican su vida a desentra ñ ar los misterios de la vida y del universo, han sido o son creyentes. Pero, resulta que cuanto m á s avanzamos en el conocimiento, cuanto mejor conocemos las leyes que gobiernan el universo, menos necesitamos la existencia de un Dios. Hace mucho que prescindimos de Dios para explicar tanto nuestra propia existencia, como tambi é n la del resto de seres vivos. No lo necesitamos para explicar por qu é hay sequ í as, inundaciones, eclipses, estrellas fugaces, nacimientos o muertes. Y es que, a medida que la ciencia avanza, la figura de un ser creador se va desvaneciendo. Todav í a falta  comprender con mayor seguridad qu é ocurri ó en ese primer momento en el que todo empez ó . Qui é n puso all í aquella materia o qui é n gener ó esa primera fluctuaci ó n de la energ í a

VALENTINA

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Un d í a mi padre lleg ó a casa con algo entre sus manos y un brillo en los ojos que denotaban su emoci ó n. Me tendi ó una revista y me regal ó una amplia sonrisa. No tuvo que decirme nada. Yo sab í a que eso que me tra í a me iba a interesar much í simo. Pero no sab í a, aunque seguramente é l s í , que tambi é n despertar í a algo en m í . Era una fotograf í a de Valentina Tereshkova, la primera mujer en viajar al espacio. Yo a ú n no hab í a nacido cuando Yuri Gagarin realiz ó el primer viaje espacial en 1961, ni cuando Valentina se convirti ó en la primera mujer en ver la Tierra desde el espacio exterior dos a ñ os despu é s. Tambi é n me perd í la llegada de Neil Amstrong y Buzz Aldrin a la Luna. Nac í dos a ñ os despu é s. Y realmente, no s é cu á ndo ocurri ó , tampoco recuerdo bien c ó mo, pero todo aquello que ocurr í a por encima de mi cabeza empez ó a interesarme. Fue tambi é n mi padre quien me regal ó mi primer libro de astronom í a. En realidad,

¿Y SI LA TIERRA FUERA UN GRANO DE ARENA?

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Una toalla en la arena para sentarme y nada m á s. Solo quiero contemplar. Estoy en la playa de Zarautz a punto de ver c ó mo se oculta el sol. Lo har á por detr á s del mar. Se lo he visto hacer much í simas veces, pero no me canso, siempre me parece la primera vez. Me fijo en el color del cielo y en el de las nubes, c ó mo los rayos solares al atravesar la atm ó sfera muestran su paleta de colores. Pienso en el movimiento del Sol, y c ó mo no somos capaces de percibir nuestro propio movimiento. Me gusta imaginar los razonamientos que nos han llevado a comprender d ó nde estamos, que la tierra no es plana, que gira en torno al Sol, una estrella cualquiera en una galaxia cualquiera. Tomo un pu ñ ado de arena en la mano y juego a ver c ó mo se escapan los granos entre mis dedos. Observo uno de esos granos de arena y me lleva a una de las reflexiones que m á s me inquietan: las dimensiones espaciales del universo. ¿ Y si la Tierra tuviera el tama ñ o de este grano de are

LA GENIALIDAD DE GOOGLE

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A ú n recuerdo, cuando comenz ó a entrar internet en nuestras vidas, c ó mo buscaba informaci ó n a trav é s del buscador de Yahoo . Lleg ó Google y, aunque me suele costar cambiar de h á bitos, no tard é en cambiar de buscador. La diferencia era abrumadora. Y desde entonces, ni siquiera se lo qu é pas ó con el buscador de Yahoo, ni con el de AltaVista, otro que por aquellos a ñ os intentaba hacer lo imposible. Pero quien consigui ó hacer lo que parec í a imposible fue Google o, mejor dicho, Larry Page y Sergey Brin , dos brillantes ingenieros inform á ticos, que a partir de una genial idea desarrollaron una magn í fica herramienta. Conseguir los mejores resultados en las b ú squedas de informaci ó n entre millones de p á ginas web a una velocidad asombrosa no es lo m á s genial que hicieron. Aunque fue novedoso, revolucionario y una herramienta absolutamente pr á ctica. Lo m á s genial de Google es haber conseguido realizar una tarea tan tit á nica utilizando mate