REDES SOCIALES Y EMERGENCIAS
¿Qué es lo primero que hacemos hoy en día si se pone a
granizar? Sacamos una foto y la compartimos en nuestras redes sociales. Los
Servicios Meteorológicos disponen de las mejores herramientas para la observación y el seguimiento de
situaciones meteorológicas potencialmente peligrosas. Pero mientras que un experto desde su
puesto de vigilancia estima la probabilidad de que esté cayendo granizo en una
determinada área, el que ha compartido la foto del granizo tiene la certeza.
La cantidad de datos que se comparten a través de las redes sociales
es abrumadoramente alta y analizarlos puede mejorar la gestión de las emergencias.
Desastres naturales, accidentes, fenómenos meteorológicos adversos. En
todos estos casos, puede determinarse mejor la localización del episodio, la
magnitud, la afectación, tanto en lo material como en lo personal, y pueden tomarse mejores
medidas de prevención y ayudar en la intervención.
Es el caso del huracán Sandy. Un estudio realizado
por Kryvasheyeu Y, Chen H, Moro E, Van Hentenryck P y Cebrian M en
2015 se centró en la tormenta
tropical más potente de la temporada 2012, que dejó más de 100 muertos en
EEUU y que fue la que mayores pérdidas económicas ocasionó tras el Katrina. Se analizaron más de 50 millones de mensajes de Twitter
publicados antes, durante y después del huracán.
Utilizaron una técnica de muestreo,
llamada “paradoja de la amistad” (en inglés, frienship paradox), que mejora los resultados del muestreo aleatorio. Esta paradoja viene
a decir que “tus amigos tienen más amigos que tú”. Se elige un grupo más reducido de sujetos al azar y el resto lo componen los “amigos” de éstos.
Durante esos días la mayor cantidad de
tuits se concentraron en las zonas de paso del huracán y, por tanto, en las
zonas que después resultaron más dañadas. Esto les permitió estimar mejor los daños económicos derivados del paso del huracán, como concluyeron en un estudio posterior. El hecho de
encontrarse dentro del área de afectación de Sandy consiguió que tuvieran una mayor conciencia del riesgo que corrían. Según los resultados de
este estudio, unas 26 horas antes de la llegada del huracán.
Asimismo, analizaron la respuesta emocional de
los usuarios, si el tono que utilizaban en los mensajes era positivo o negativo,
y encontraron que esta respuesta no depende del lugar desde el que se envía el tuit. Por otro
lado, detectaron patrones claros en esta respuesta emocional y observaron que
eran fáciles de detectar. Así, concluyeron que se abre la posibilidad de implementar una técnica simple de
"detección de sentimientos" para ayudar a detectar y localizar desastres. Esto,
junto con la posibilidad de controlar el pánico que se puede
apoderar de las personas ante estas situaciones de riesgo, suponen un apoyo
clave para la gestión de las emergencias.
Las redes sociales pueden aportarnos
información útil para nuestra propia seguridad. Ante una situación de peligro serio,
como puede ser el caso del paso de un huracán, los servicios de
emergencia podrán disponer de información muy valiosa en tiempo real de lo que está ocurriendo en la zona
afectada. Esto ayudará en la toma de decisiones y en una respuesta más rápida y efectiva.
Tranquiliza pensar que nuestros datos no solo los utilizarán las grandes empresas
en su beneficio. Vemos que también tienen aplicaciones beneficiosas para la ciudadanía. Eso tranquiliza.
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