INTELIGENCIA ARTIFICIAL


El gran reto tecnológico de la inteligencia artificial es el crear máquinas con capacidades humanas. Máquinas que puedan comunicarse con nosotros y que, tras procesar una cantidad ingente de información, sean capaces de aprender por su cuenta y tomar decisiones.

Sin embargo, aún estamos lejos de esos objetivos. Los sistemas de hoy en día aprenden de unos datos y, si les proporcionamos esos mismos datos, funcionan bien. Sin embargo, no tienen todavía la capacidad de generalizar ya que, con datos nuevos, ya no funcionan bien.

A caballo entre la ciencia pura y la ingeniería pura, esta disciplina es esencial hoy en día en el desarrollo de la ciencia. En este sentido, la inteligencia artificial debería servirnos para fortalecernos en el progreso ayudándonos en tareas que sean beneficiosas. Ya lo están haciendo con el diagnóstico médico, pilotando aviones, ayudando en la selección de personal o detectando posibles delincuentes. Pero no son sistemas perfectos.

Además, como todas las tecnologías, la inteligencia artificial puede utilizarse para el bien o para el mal. Al ser una tecnología muy poderosa, el riesgo es mayor y hay que tener mayor cautela. Podemos utilizarla en la lucha contra enfermedades, contra el cambio climático, pero también para manipular las opiniones políticas de la ciudadanía. Dependerá de nosotros, no de la tecnología.

Se debería, entre otros, asignar responsabilidades en caso de que alguna máquina con inteligencia artificial cause daños y crear sistemas que las controlen. Serían necesarios un mayor conocimiento sobre esta tecnología por parte de la ciudadanía y unas leyes que nos protejan frente a los usos negativos o peligrosos de la inteligencia artificial, antes de que ésta avance mucho más.

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