¡MENUDO ENGAÑO!


¡La de cosas que estoy descubriendo gracias a la asignatura de Bioquímica de la Vida Cotidiana! Porque comer, comemos todos los días. Y comemos productos del supermercado todos los días. Hay tanta variedad, tanto donde elegir y tantas soluciones fáciles para tantos problemas de salud. Yo, por ejemplo, no siempre tengo unas digestiones fáciles, así que, desde que sacaron los yogures Activia, he estado tomando uno al día durante muchos años. Un buen día dejé de tomarlos y ahora me doy cuenta de que mis digestiones siguen siendo las mismas. Primera sorpresa. Pero la mayor sorpresa me la he llevado al conocer la existencia de la llamada “estrategia del asterisco”. Agarraos que viene curva…

Vamos con un ejemplo: el yogur natural Activia

La información que acompaña a los yogures Activia en la página web de Danone es la siguiente:


¿Os habeís fijado en el asterisco? En el envase (me imagino) la información principal y la que acompaña a la aclaración del asterisco no comparten el mismo protagonismo. Entonces, ¿no son los probióticos los que me estaban ayudando a una supuesta mejor digestión? Pues no. Son los cloruros. Esos sí han demostrado ser beneficiosos mediante la producción de ácido clorhídrico en el estómago. Por lo tanto, forman parte de la lista de compuestos que la EFSA permite publicitar como beneficiosos. La única condición es que contenga, al menos, el 15% de la cantidad diaria recomendada por la UE. ¿Estáis pensando lo mismo que yo?

Fácil. Danone no tiene más que elaborar un yogur con esa cantidad específica de cloruros y puede seguir publicitándolo como cuando lo sacaron al mercado; con la falsa promesa de que los probióticos ayudan al transito intestinal. Ahora, con solo añadir un asterisco que clarifique la procedencia del beneficio, se puede seguir vendiendo engaños.


Hagamos cálculos. El valor de referencia para el cloro es de 800 mg. 100 g de producto Activia contienen, así aparece en su etiqueta, 100 mg de cloruros. Teniendo en cuenta que cada yogur contiene 120 g de producto, tenemos que la cantidad de cloruros presente es de 120 mg. ¿Y cuánto creéis que es 120 mg respecto de 800 mg?. Pues sí, la cifra mágica: el 15 %. Ya tenemos el engaño servido.

Otro ejemplo, algo diferente, pero que lleva igualmente a engaño y que es igualmente denunciable, es el de algunas margarinas. Me he fijado en la margarina Puleva Omega 3 que, en su publicidad, reza así:


Aquí también veis el asterisco, ¿verdad? Sí, justo donde dice regula el colesterol. ¿Qué engaño esconderá esta margarina? Vamos a ver la tabla nutricional donde se aclara lo del asterisco:



Volvamos a hacer cálculos. Para obtener un efecto beneficioso para mi corazón debería tomar al día 2 g de omega 3. Por cada 100 g de margarina encontramos 1,7 g de omega 3. O sea, que tengo que tomarme casi 118 g de margarina al día para conseguir ingerir los 2 g necesarios. ¿Estamos locos o qué? Con cinco sardinas, que además son más sanas y bien baratas, ya tengo la cantidad diaria recomendada de este ácido graso tan beneficioso.


Muchos de los productos que compramos pensando que son beneficiosos para nuestra salud porque llevan algún componente que lo hace posible, son engañosos y no cumplen lo que prometen. Y aunque cumplan la condición del 15%, resultan soluciones mucho más caras y menos saludables que los alimentos tradicionales.

El grave problema de la legislación vigente es que está basada en el nutricionismo, es decir, en las propiedades de cada nutriente. Así, es suficiente que un producto contenga un nutriente beneficioso para publicitarlo como tal, mientras que debería ser el producto en su conjunto el que se debería evaluar. ¿Es la margarina beneficiosa para la salud del corazón? ¿El yogur Activia te ayuda con el tránsito intestinal? Ahí lo dejo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿FE CIEGA EN LA TECNOLOGÍA?

SER BUENOS ANCESTROS